LO
CONSTITUCIONAL ES EL DESARROLLO SOSTENIBLE
Por:
Álvaro Hernando Cardona González
Durante el VII Coloquio
Surcolombiano y VII Internacional de Derecho Constitucional organizado por la Universidad
Surcolombiana, en Neiva (Huila) hicimos una sencilla disertación sobre la
necesidad de que en cumplimiento y en el marco de la Constitución de 1991,
Colombia no siga dando palos de ciego en búsqueda de asegurar el desarrollo y
el mejoramiento de la calidad de vida de todos sus habitantes.
También resaltamos, que si
bien la nuestra ha merecido ser llamada una Constitución Ecológica,
fundamentalmente por el alto número de disposiciones incluidas refiriéndose a
los aspectos medioambientales, pareciera nuestro país se extravió dando mayor
énfasis a las posiciones conservacionistas e imponiéndolas a las que deben
hacer prevalecer el desarrollo, el progreso y la elevación de la calidad de
vida de sus pobladores.
El esquema de desarrollo
escogido por la Asamblea Nacional Constituyente fue el mismo que entregó al
planeta la ONU basada en las conclusiones de la Comisión Brundtland en 1987:
Desarrollo Sostenible.
Como decíamos, ya está así
consagrado en la Constitución pero hay que hacerlo práctico, real y consonante
con nuestras necesidades de crecer más económicamente. No es ético tener los
niveles de pobreza actuales nadando en abundancia de recursos.
¿Qué proponemos para
alcanzar crecimiento económico de la Nación, mejorar la calidad de vida de todos
y que esto sea sostenible con plena garantía de que los recursos naturales que
lo hacen posible, ineludiblemente, sea sin que el Medio Ambiente se deteriore
en grado irrazonable? Sinceramente es fácil decirlo pero muy difícil lograrlo.
Porque las intenciones del Estado y la de los particulares, en especial del
sector productivo, no siempre coinciden con lo que expresan. Pero igualmente,
porque para una buena parte de los ambientalistas, es preferible conservar que
aprovechar razonablemente y no por torcidas intenciones sino porque los anima
la esperanza de que esa es la única manera de garantizar el medio ambiente
sano.
A partir de aceptar verdades
irrefutables, sin evadirlas decimos, se puede hallar el mejor camino posible y
ése es el modelo que constitucionalmente está ya decidido. Así como aceptamos
que existen unos derechos y unas obligaciones en la Constitución que se hacen
ineludibles, pues aceptemos que adoptamos al Desarrollo Sostenible. Es lo
constitucional. Y ese es el punto.
Si hiciéramos una lista de
acciones que propendan por dar cumplimiento al mandato constitucional que
impone la planificación del uso (inevitable) de los recursos naturales para
garantizar el Desarrollo Sostenible, tendríamos que tener en cuenta: primero,
la aceptación de que no hay forma de concebir vida humana y más, digna (propia
del Estado Social de Derecho), sin generar un impacto al ambiente; segundo, que
tampoco es posible lograr un mejor estar humano si no hacemos más
aprovechamiento de los recursos del ambiente o los reemplazamos; y tercero, que
cuando no es posible reemplazarlos hay que aplicar la innovación, la tecnología
y la inventiva humana para hallar adecuadas y proporcionadas medidas de
mitigación, corrección o compensación de los impactos negativos que surgen por
su extracción y/o uso.
Bien, estas son algunas de
las cosas que se pueden hacer: 1.- El Estado, con ayuda de los particulares
debe hacer mayores esfuerzos en el conocimiento e inventario de los recursos
naturales. ¿Qué tenemos los colombianos? ¿Cuánto vale lo que tenemos? Son
preguntas difíciles de absolver pero ello no puede ser excusa para no comenzar
hacerlo. 2.- Las áreas protegidas deben ser alinderadas, empezar los procesos
para garantizar los derechos mínimos de los particulares que ejercen
titularidad de dominio o propiedad y precisar las actividades u obras que se
pueden realizar o no allí. 3. A la par de lo anterior, es menester eliminar
para las áreas protegidas de mayor protección, como parques nacionales, páramos
y áreas de cuencas abastecedoras de agua para acueductos, la posibilidad de
excluirse como tales en el futuro. Hay que acabar con la figura de la
“sustracción”. 4. Tales áreas deben excluirse tajantemente de las concesiones o
títulos petroleros o mineros. Aunque nos repitamos, hay que decirlo: no puede
seguir la práctica de que el Estado conceda títulos de explotación para que
después el mismo Estado niegue la posibilidad de adelantar las acciones para hacer
efectivos esos derechos. 5. Las áreas que comprendan asentamientos indígenas
también deben ser alinderadas para que haya claridad para quien quiera explorar
o explotar recursos naturales y evalúe los riesgos que surgen de las consultas
previas. Creemos que sólo las áreas de interés antropológico o arqueológico
deben estar vedadas del todo.
Tener claridad sobre qué
conservamos y qué aprovechamos sosteniblemente, garantiza transparencia y evita
corruptelas. Pero además esa seguridad blinda de posibles indemnizaciones al Estado por
posiciones erráticas.
Insistamos, no hemos
propuesto que las autoridades ambientales están para aprobar toda obra o proyecto,
sin importar el impacto que generen. Lo que hemos argumentado es que si
respetamos nuestra Carta Política, el desarrollo nacional exige que sea sostenible. Desarrollo, progreso y mejorar
las condiciones económicas de todos los colombianos exige tener claro qué áreas
y recursos son imposibles de ser autorizados para ser explotados. Exige también
que no haya trabas para iniciar dichas obras y proyectos. Por tanto tener
dimensionados los impactos y determinados los mínimos ambientales y las mínimas
condiciones para desarrollarlos. Pero sin demoras y sin sobrecostos para el
erario público. Y también con claridad sobre el costo de resolver los impactos
generados para que un inversionista sepa de antemano lo más cerca posible
cuánto cuesta el proyecto realmente y consecuentemente evitar demandas y
condenas costosas a la Nación.
Acaso, ¿estamos condenando,
contrario a los principios constitucionales, a incrementar
desproporcionadamente los costos del desarrollo?¿El Desarrollo Sostenible que
el artículo 80 superior consagra es también una consagración antiética de que
primero es la protección ambiental que la dignidad del ser colombiano que
pretende el Estado Social de Derecho hacer prevalecer?
No se engañen quienes creen
que anhelamos levantar el veto de la Licencia Ambiental para proyectos como los
mineros o petroleros. Es muy al contrario. Extremar el cuidado ambiental frente
a ellos. Es definir dónde definitivamente no vamos a permitir títulos de
exploración y explotación, impedir argucias para levantar las restricciones
elevándolas a rango constitucional. Es precisar qué tipo de desarrollo queremos
y dejar las hipócritas discriminaciones diciendo éste proyecto sí lo dejamos
hacer y aquél no. Y es impedir que el Estado sea irresponsable al conceder
títulos mineros y petroleros sin considerar primero los factores ambientales e
ir contra las comunidades y localidades.
Cuando lo hagamos, y debemos
hacerlo porque es lo que manda hoy la Constitución Política, lograremos más
progreso y crecimiento económico, asegurando que la base de los recursos
naturales que lo hacen posible subsistan para las generaciones venideras. Ahí
sí.
1 comentario:
Esclarecedor articulo, importante sentar posiciòn esto es lo que estamos haciendo en la mesa de negociación ante el ministerio de minas, Primero en villa de leyva muchos colectivos sentaron posiciòn frente a la locomotora minera, este articulo debe ser un elemento de estudio para re-diseñar la política minera y esclarecer el desarrollo sotenible.
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