Es un axioma que el ser humano no podría haber existido sin un medio natural adecuado, particular y muy especial. Tanto, que lo condiciona. El ser humano es como el medio lo ha creado y transformado. Y por supuesto también es axioma, que necesita un medio natural muy particular para supervivir.
Sin embargo, las capacidades especiales, como
la inteligencia y habilidad que justamente el medio dotó, le han permitido al
hombre modificar el medio. Y tanto, que irónicamente terminó afectando
dramáticamente su salud, generó todo tipo de conflictos sociales y ahora lo
acerca peligrosamente a su extinción y de paso a la de los demás seres vivos.
Las actuales generaciones deben sopesar mucho
sus decisiones de vida. Y cobrarnos sin cortapisas a todas las anteriores, los
costos de las difíciles decisiones y acciones que deben tomar.
Estas reflexiones deben facilitar entender que,
en todas las esferas de la sociedad, los problemas medioambientales, deben
estar entre sus prioridades. La incorporación de la ética, la gestión, las
políticas públicas y acciones ambientales también concierne a las
empresas.
Si entendemos por empresa, a la unidad
productiva agrupada y dedicada a desarrollar una actividad económica con ánimo
de lucro, esto es, transformadora de diversas maneras de los recursos naturales
renovables y del ambiente natural, es fácil entender que ella no puede escapar
al deber de contribuir con la conservación y la recuperación ambiental.
Si el ser humano forma e integra a las
empresas, evidentemente, también es su responsabilidad, por medio de ellas,
adelantar sus gestiones económicas comprendiendo las relaciones con los
entornos naturales. De hecho, esas gestiones son fundamentales para la
sostenibilidad económica de las empresas.
Lo había dicho el informe Los límites del crecimiento, que encargó el Club de Roma (organización
creada por empresarios y políticos en 1968) publicado en 1972, en la más
destacada de las conclusiones de los autores (expertos del MIT) que, gracias a un
análisis cuantitativo basado en un modelo que calculaba futuros resultados de
la economía mundial, llevó a suponer cuánto iban a durar los recursos naturales.
Como entonces, es claro que este ritmo de crecimiento acelerado de la economía llevó
a la humanidad a alejarse de un desarrollo sostenible y acercarse a la
extinción.
La conservación, primero, y más aún, la
recuperación ambiental luego, es responsabilidad con nosotros mismos. Eso
debemos reflejarlo en la gestión empresarial con la que transformamos al medio
natural para acrecentar la productividad, generar riqueza y empleo, y mejorar
la calidad de vida. Contradictorio menoscabarla. Hay que innovar y nadie lo
hace mejor que los empresarios.
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