Es el momento de las energías alternativas
Por: Álvaro Hernando Cardona González
Un experto en
energías, que trabaja con la organización WWF (Fondo Mundial para la
Naturaleza) le recomendó a nuestro país “no cerrar los ojos ante las energías
alternativas”. La amenaza de un posible apagón nacional, que hoy tiene
ahorrando energía a los colombianos por la improvisación y hasta mal uso de
recursos captados de la sociedad por las autoridades, evidencia el frágil
sistema energético del país, y cómo se han privilegiado costosas e
insostenibles fuentes energéticas, revelando una enorme brecha en el desarrollo
de energías renovables.
Ante la crisis, el WWF, hará una
petición al Gobierno a comienzos de abril, para impulsar las energías renovables
no convencionales como la solar, la eólica y la geotérmica. En buena hora
porque nuestros gobiernos han sido tercos, incluso desde este espacio hemos
hecho llamados para que Colombia, que tiene potencialidades inmensas y
privilegiadas, estimule las energías generadas por vientos y sol.
Actualmente, apenas el 0,2 por
ciento de la energía del país proviene de estas fuentes alternativas y el potencial
para explotarlas es como ya dijimos vasto. Sólo basta calcular la cantidad de
exposición solar que disfrutamos en Colombia todo el año para imaginar cuánto
podemos generar al menos para sustituir la energía de las termoeléctricas y
potenciar la riqueza hídrica nacional para generar aprovechando más las
corrientes sin necesidad de almacenar agua.
Es que las estadísticas de
generación eléctrica indican que Colombia tiene el 70 por ciento por hidroelectricidad
y el 30 por ciento por otras fuentes; básicamente, 25 por ciento de su
capacidad es de térmicas con gas y 5 por ciento, con carbón.
La actual capacidad instalada en
el país es de 16 GW. Además, se estima que la demanda total de Colombia va a
crecer en un 3,5 por ciento en la próxima década. Eso implica que la capacidad
instalada tiene que aumentar entre 4.000 y 6.000 megavatios. Tan sólo con el
potencial eólico del país podríamos
cubrir la demanda de ahora, y de la próxima década. Si a eso se le suma el
potencial solar y el geotérmico, el sistema eléctrico colombiano podría
adaptarse a los cambios del clima favorablemente.
Entre tanto, otros países en
América Latina, que también se han visto afectados por la vulnerabilidad de los
precios de los combustibles, están en una mejor posición, porque han empezado a
diversificar su portafolio de energía eléctrica.
No podemos esperar más en Colombia, hemos
sido exportadores de energía y debemos mantenernos así y autónomos comenzando
ahora y asegurando el porvenir a las generaciones venideras.
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