LA EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA LA
SOSTENIBILIDAD: una práctica desde los pueblos indígenas
Zayra Milena
Botina García
Actualmente,
aspirante al título de doctor.
Este ensayo fue
presentado en la asignatura “POLÍTICAS PÚBLICAS Y PROBLEMÁTICA AMBIENTAL"
del DOCTORADO EN EDUCACIÓN Y CULTURA AMBIENTAL
Universidad
Surcolombiana de Neiva
(Se publica previa autorización del autor)
Estamos ante “…una nueva
esquizofrenia: protegemos el ambiente «natural» y degradamos cada vez más el
ambiente en el que vivimos” (Mayer, 1998, 220)
Es evidente,
la preocupación a nivel mundial, del accionar del hombre frente al deterioro
ambiental; “la causa principal es que se están produciendo cambios drásticos y
sin precedentes y que la humanidad es directamente responsable” (Organización, 2020,
p.10). En su afán de acumular capital el homo industrialis, a acudido a
acciones como la sobre explotación y mal uso de los recursos naturales. De esta
manera, se manifiesta la obtención económica mediante la superproducción y
consumo, adoptada por una sociedad globalizada en la que se anteponen los
beneficios lucrativos antes que los de conservación; dicha problemática, ha
invadido los diversos escenarios (social, cultural, económico, científico,
educativo, político, ético y tecnológico) convirtiéndose por ello en un aspecto
de importancia global.
Es por eso, que se hace necesario el cambio de
prácticas, a través de la educación tal como ya lo dispone la Constitución
Política de Colombia [Const]. Art. 67. 7 de julio de 1991 donde considera que
es la principal herramienta de formación para el mejoramiento cultural y la
protección del ambiente, debido a que estamos llegando a un punto donde la
ética planetaria hace cada vez más presente las actividades y el comportamiento
de todos los seres humanos, del ser individual y de sus colectividades (Boff,
2001).
Así mismo,
la Ley General de Educación numeral 10 declara como uno de los fines de
la educación
la adquisición de una conciencia para la
conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente, de la calidad de la
vida, del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de
desastres, dentro de una cultura ecológica y del riesgo y la defensa del
patrimonio cultural de la Nación (L. 115, 1994,
art 5)
Emerge
entonces la educación y especialmente la Educación Ambiental (EA), como una de
las respuestas frente a la mencionada crisis ecológica. La EA se define en el
artículo 1 de la Ley 1549 (2012) como un proceso activo e inclusivo donde todos
los individuos debemos pensar de una manera crítica sobre las problemáticas
ambientales del territorio. Se potencializa como herramienta clave para que la
sociedad interprete y analice las reacciones de la naturaleza, reconociendo que
el entorno natural tiene capacidad limitada para la regeneración, convirtiendo
a muchos de nuestros recursos naturales en finitos.
Frente a este panorama crítico por el que
atraviesa la biosfera, en el campo educativo juega un papel fundamental la
actualmente conocida Educación Ambiental para la Sostenibilidad (EApS).
Entendida ésta, según Aguilera (2018), como un mecanismo de cambio y conciencia
en busca de soluciones a problemáticas ambientales en el mundo globalizado, que
se convierte en un factor determinante para lograr el desarrollo y
supervivencia de la sociedad (Hayk y Carrión, 2021). De tal manera que se pueda
“Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin
comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias
necesidades y aspiraciones” (Informe de Brundtland,1987, p. 8.).
Vistiéndose, como vía promisoria para que la
sociedad, reconozca el valor sistémico del ambiente y lo que él ofrece (Flores
y Mosquera, 2013). En tal sentido, y como señala Novo (2009):
Si entendemos la sostenibilidad como una meta que
persigue nuestra especie para mantener de forma armónica la sociedad humana
sobre el planeta, tomaremos esta idea como un horizonte que nos sirve para
organizarnos no sólo en el corto y medio plazo, sino también a largo plazo,
buscando salvaguardar y preparar una buena calidad de vida para las
generaciones futuras (p.5).
No obstante, aunque son numerosos los estudios,
advertencias y propuestas de acción, para mitigar las problemáticas ambientales
(Nay y Cordero, 2019). Aún no se logra apropiar en la sociedad los valores
adecuados para hacer frente a dichas problemáticas. Quizá, la causa principal
de ello sea la falta de concienciación del ser humano sobre la importancia del
ambiente, por lo que es necesario, una trasformación fundamental en la visión
que la sociedad tiene del mundo (Espejel y Flores, 2012). Esto implica pensar
en un cambio de paradigma, en el que aspectos como la educación, ciencia,
economía, política, el mundo físico y cultural se contemplen desde una visión
sistémica para el desarrollo y bienestar de los habitantes del planeta.
Es así, que se hace necesario realizar un
diálogo intercultural donde las cosmovisiones de los pueblos indígenas se
integren en la práctica de la educación ambiental sostenible tomando como
principio que la naturaleza y el hombre son uno solo, atendiendo así al
artículo 22 de la ley 99 de 1993 donde hace alusión al “fomento y difusión de
la experiencia ambiental de las culturas tradicionales”, teniendo en cuenta sus
conocimientos, técnicas y experiencias para fortalecer la cultura ambiental; tal
como lo sostiene Ulloa (2007) “en particular, los pueblos indígenas alrededor
del mundo están situando sus percepciones, concepciones y prácticas acerca de
la naturaleza como alternativas frente a los actuales cambios ambientales” ( p.304
)
Considerar los saberes de los índigenas como
una posibilidad para recuperar la relación armónica entre la naturaleza y el
ser humano obtiene gran importancia en la medida que nos compromete a cuidar y
preservar lo que nos rodea. En ese entendido, se puede reconocer que “los
pueblos indígenas tienen un arraigo con el territorio que va más allá de la
concepción material de las cosas, sus principios están basados en la
cosmovisión, la relación del hombre con la tierra” (Cardona, 2006, p.3a)
Entonces, se debe reconocer que necesitamos
adquirir de manera urgente conciencia, valores, técnicas y comportamientos
ecológicos y éticos que nos hagan volver la mirada al territorio como la única
morada que debemos cuidar y preservar para poder compartirla con las futuras
generaciones dándole “aplicabilidad a los principios que establecen los
pueblos indígenas mediante lo mítico, lo sagrado, lo espiritual y lo
cosmogónico, que es la fuente de la vida” (Cardona,
2006, p.4b)
REFERENCIAS
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