Ambiente
y responsabilidad fiscal
Por:
Alvaro Hernando Cardona González
Muchas veces se olvida que los recursos naturales
pertenecen a la Nación.
Esto es, a todo el pueblo colombiano. De ahí que poco se comprenda porqué a pesar de ejercer ciertas actividades dentro de nuestras
propiedades particulares o individuales, aún así, debemos tramitar permisos y autorizaciones ante el Estado.
La primera de ésas obligaciones, es que le corresponde
ejercer la función fiscal del Estado fundada en la valoración de los costos
ambientales. Y la segunda, también en
relación con el ambiente natural, es que debe presentar al Congreso de la República (o las asambleas departamentales o municipales, en el caso de las entidades territoriales) un informe
anual sobre el estado de los recursos naturales y del ambiente. Esto significa,
que deben asegurar un inventario de los bienes naturales que engrosan la riqueza
nacional y vigilar porque ésta no mengue en cantidad y calidad por la gestión
que hagan las entidades y funcionarios encargados de administrarla.
No es lo mismo que un funcionario público que no tiene
bajo su cargo administrar por ejemplo, bosques naturales, responda fiscalmente
porque el área sembrada ha disminuido en un período. Habrá allí posiblemente
responsabilidad disciplinaria, pero no fiscal. Sin embargo el debate no termina
allí, porque es deber de todos proteger las riquezas naturales de la Nación y
claro, mucho más por un funcionario si estuvo en posibilidad de hacerlo.
En Colombia estamos atrasados en reflexionar sobre responsabilidad
fiscal derivada del daño y la administración ineficiente del ambiente natural.
Son muchos los interrogantes que debemos resolver:
¿Debemos sancionar a quien siendo parte del pueblo, comercializa especies
recreadas en los laboratorios? ¿Debe procederse contra quien contando con
autorización para usar un recurso natural, éste, por el propio uso, se deprecia
o contamina? Otro ejemplo es el de la responsabilidad que cada cual tiene
frente a sus congéneres por el uso autorizado que tiene y hace de un recurso
pero que se extingue.
La academia contribuye de diversas maneras al debate
sobre la responsabilidad fiscal. En varios encuentros de estudiosos y en
algunas publicaciones jurídicas, ya se empieza a plantear, pero aún es poco. De
ahí la importancia creciente sobre el papel de los órganos de control fiscal y
su independencia total para reclamar por lo de todos. Porque a todos nos confiaron
los recursos naturales: ahí el reto de la gestión fiscal.
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