sábado, junio 25, 2022

La problemática ambiental, desde el contexto familiar y escolar

Paola Viviana Cardona Cerón

Actualmente, aspirante al título de doctor.

DOCTORADO EN EDUCACIÓN Y CULTURA AMBIENTAL

Universidad Surcolombiana de Neiva

Este ensayo fue presentado en la asignatura “POLÍTICAS PÚBLICAS Y PROBLEMÁTICA AMBIENTAL"

 

La problemática ambiental, desde el contexto familiar y escolar. Paola Viviana Cardona Cerón Para comenzar, en este escrito se comentarán algunos aspectos abordados desde el marco legar para el proyecto que actualmente adelanto, el cual se titula “Análisis de los factores escolares y familiares asociados a la cultura ambiental sostenible en el ecosistema andinoamazónico colombiano, desde la educación media del municipio de Mocoa-Putumayo” desde el que se pretende hacer énfasis al análisis de los factores escolares y familiares que influyen en los sentimientos, comportamientos y actitudes de los jóvenes estudiantes de la media de tres instituciones educativas de Mocoa Putumayo, una étnica, una rural y una urbana, frente a la cultura ambiental. Se hace necesario tener en cuenta a la familia como primer agente social que fomenta el proceso educativo en los menores.

La familia como núcleo fundamental de la sociedad y primer responsable de la educación de los niños y las niñas, es la que transmite valores, actitudes, hábitos, sentimientos, experiencias, conocimientos y pautas de comportamiento, además en ella se practican los primeros procesos de socialización; por lo tanto, es fundamental identificar la influencia del núcleo familiar en la formación ambiental del niño, niña, joven y señorita, con el fin de fortalecer la gestión ambiental y fomentar el cuidado del entorno natural, generando nuevas actitudes en la familia para ser inculcadas en los menores (Galvis, 2009).

En Colombia se comienzan a construir espacios de formación y proyección para el cuidado y manejo adecuado del ambiente a partir de la formulación del Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y la Protección al Medio Ambiente, en diciembre de 1974, allí se decreta que el ambiente es patrimonio común, por este motivo el Estado y las personas civiles deben aunar esfuerzos para su preservación y uso sostenible. La educación debe promover dinámicas ambientales con participación comunitaria, direccionadas por el Estado, en espacios rurales y urbanos que permitan dimensionar las problemáticas ambientales y llegar a comprenderlas para tratar de resolverlas; también es muy importante mencionar que el Estado, la sociedad y la familia son responsables de esa educación que debe estar presente en todos los estadios de la vida del sujeto social, y desde todos los ámbitos se debe instar al sentido de responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio, tanto de manera individual como colectiva y empresarial. (Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y la Protección al Medio Ambiente, 1974).

Es así como en el transcurso de los tiempos, se han establecido medidas para la conservación de los recursos naturales, desde finales de los años sesenta e inicios de los setenta, la mirada se enfocó en la preservación del medio ambiente debido a su gran importancia para el mantenimiento de la vida sobre la Tierra y a los atropellos expuestos desde la revolución industrial (Zabala y García, 2008). La constitución colombiana hace alusión en su artículo 67 a que la educación fomentará la protección del medio ambiente, la cual, es responsabilidad del Estado, la sociedad y la familia. De esta manera se resalta la importancia de la familia como el primer entorno de los niños y las niñas, donde se configuran muchos de sus comportamientos y actitudes para con los otros y su ambiente natural.

Desde ella se deben generar sentimientos que definan compromisos auténticos con la realidad que nos atañe, para que aquel ser en formación, desde cualquier rol en el que se desempeñe, lo haga con total responsabilidad con su entorno, sin poner en riesgo los recursos de las siguientes generaciones. Por otra parte, la escuela debe ser otro escenario donde se fortalezcan los valores que vienen impartidos desde la familia, y a partir de los conocimientos adquiridos en ella, se logre reflexionar para lograr la concertación de acciones que propendan tanto por el bienestar individual como colectivo, en armonía con la naturaleza, y así garantizar las condiciones que incentiven las buenas prácticas en el medio, desde una vida equilibrada en todos los ámbitos. Es importante mencionar “La Declaración de Río de Janeiro sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo” realizada en 1992, la cual reafirma la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972, en Estocolmo, donde se trata de establecer una alianza mundial nueva y equitativa mediante la creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, los sectores claves de las sociedades y las personas; procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los intereses de todos y se proteja la integridad del sistema ambiental y de desarrollo mundial, reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar. En Colombia queda el compromiso en el avance de la preservación del medio ambiente, definiendo y reorganizando el sector ambiental en el país, tomando los elementos de la Declaración de Río, a través del establecimiento de la Ley 99 de 1993, en el que se incorporan acciones de participación ciudadana a través de la formulación y el uso de instrumentos de educación ambiental promovidos por el Ministerio de Medio Ambiente y el programa de gobierno “Cultura para la Paz, hacia una política de Educación Ambiental” (Unesco, 2010). Además, se crea el Ministerio del Medio Ambiente, conocido hoy como el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través del cual se pretende adoptar programas, planes de estudio y propuestas curriculares en materia de Medio Ambiente y Educación Ambiental, para lo cual se organiza el Sistema Nacional Ambiental -SINA- y se decretan los fundamentos de la política ambiental colombiana (ley 99 de la República de Colombia, 1993). Estos hechos marcan un hito histórico, desde la vinculación de las diferentes sociedades del mundo y sus gobernantes, para ejercer acciones conjuntas que permitan la protección y conservación de los recursos presentes en la naturaleza, mitigando los daños ocasionados por el hombre y sus excesos, de esta manera poder coexistir dinámicamente y prolongar la vida de las especies y entre ellas, de los seres humanos. En la actualidad, Colombia desde el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible viene trabajando arduamente para identificar y adoptar mejores prácticas y políticas públicas a través de dos ejes centrales: Comité de Política Ambiental -EPOC- y Comité de Químicos; de esta forma cumplir con una hoja de ruta propuesta, estipulada de acuerdo con los criterios de ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE- (del cual Colombia hace parte desde el 2020), quien en cierto sentido, dictamina directrices para formar parte de esta organización y controlar aspectos en materia ambiental a nivel nacional, y desde la institucionalidad especifica, involucrar a los demás entes, tales como las CARs, y también las instituciones educativas, incluso las familias, las sociedades civiles y demás organizaciones gubernamentales o no gubernamentales. En los colegios, el marco ambiental se refrenda con el decreto 1743 de 1994, por el cual se reglamenta el Proyecto Escolar de Educación Ambiental -PRAE-, el cual actúa como una herramienta didáctica, donde se articula al currículo, la formación integral y la ambiental, desde la educación formal e informal, permitiendo la participación de las comunidades en la resolución de problemas ambientales del contexto, así como la formación de personas críticas y participativas que permita la construcción de una cultura ambiental en el territorio. En la actualidad existe una metodología para la construcción del PRAE ajustada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, y la subdirección de educación y participación, donde se especifica la importancia de los proyectos ambientales escolares y los ítems a abordar para desarrollarlos (decreto 1743 de la República de Colombia, 1994). Este marco normativo de Colombia en materia ambiental, surge como respuesta a esa exigencia de conservación del medio ambiente y de actuar frente a las problemáticas que se suscitan en el entorno natural, regional, departamental, nacional e internacional. A través de ellas queda establecido él como se pueden diseñar estrategias participativas con propósitos globales que incidan en las acciones tanto particulares como colectivas, desde lo formal e informal, institucional e interinstitucional, que brinden soluciones reales a contextos particulares. Cabe resaltar que las políticas ambientales establecen normas claras en dicho sector, con el fin de propender al mantenimiento de la biodiversidad y de los recursos naturales presentes en cada región, regulando los procesos efectuados por el hombre y los residuos generados de las actividades industriales, agrícolas, domésticas; pero es claro que las acciones ejecutadas en torno a la normatividad deben trascender en el ámbito escolar, por ello, al sector educativo se debe brindarle apoyo, desde el acompañamiento de las Corporaciones Autónomas Regionales -CAR-, hasta los recursos necesarios para efectuar las acciones propuestas en el PRAE de cada institución, de esta manera desarrollar acciones diferenciadas y significativas que logren transformar sentimientos, pensamientos y conductas, desde la sensibilización del ser a partir del trabajo en contexto y con las comunidades.

Tanto el PRAE como los Proyectos Comunitarios de Educación Ambiental -PROCEDA- y Proyectos Ambientales Universitarios -PRAU-, deben ser trabajados desde las realidades locales y hacer un acercamiento con los sujetos implicados en estos procesos educativos, de esta manera lo proyectado no solo surgirá de un grupo de personas ajenas a una realidad, sino por el contrario, de personas comprometidas con la conservación de sus territorios y empoderadas de las acciones definidas en colectivo, en miras de frenar el acelerado curso de las acciones antropogénicas nefastas para el medio ambiente. Es entonces como el contexto social impacta al niño, la niña, el joven o adolescente, porque ahí aparecen las imágenes o modelos a seguir, de esta forma se perfilan ideologías, sujetándose a intereses o gustos particulares, pero también se puede modelar a partir de procesos de identidad, sentido de pertenencia por su territorio desde el reconocimiento de aquello que posee y que lo hace grande, es así como el ser humano se reconoce como un ser social, porque vive dentro de una comunidad que tiene sus propias particularidades, necesidades y expresiones culturales. Lo anterior permite evidenciar que las diferentes conductas emergentes del contexto familiar se pueden redireccionar, fortalecer o redefinir a partir del contexto escolar. Como dicen Ferrer et al. (2004), es únicamente a través de la educación como el individuo interioriza la cultura, y es capaz de construir y producir conocimientos, reorientar sus valores, modificar sus acciones y contribuir como sujeto individual a la transformación de la realidad del medio ambiente.

Por lo tanto, el contexto escolar es aquel que tiene la posibilidad de transformar muchos de los modelos que se arraigan, y en alguna medida, fortalece valores y principios, abordando una formación academicista, con un componente fundamental, el humanismo, que se ve reflejado hacia el mismo, el otro y su medio. Por otra parte, las autoridades ambientales deberán acoger la gestión ambiental familiar como eje que promueve nuevos hábitos y costumbres frente al manejo, cuidado y protección de los recursos naturales, tomando a la familia como núcleo y primer responsable de la educación de los hijos, porque es ahí donde se forman los primeros hábitos y comportamientos, no solo ambientales sino en todos los aspectos del ser humano, que deberán proporciona en el hogar un ambiente adecuado para el desarrollo integral de los niños y niñas, viéndose reflejando en la sociedad (decreto 1860, 1994). La vinculación concienciada de la familia a estos procesos de gestión ambiental, permitirán lograr sujetos más reflexivos en torno a las problemáticas sociales, ambientales, políticas, económicas, culturales, demográficas, entre otras, y con mayor responsabilidad en su quehacer diario. Finalmente, al comprender los diferentes contextos abordados, se puede concluir que la normatividad debe hacerse efectiva en la familia y en las instituciones educativas, pero para ello se debe exhortar a la corresponsabilidad de estas generaciones con las próximas, y en este sentido, la educación es la herramienta que debe utilizarse con este propósito, tanto en las familias como en las escuelas o colegios, desde la vinculación de todos los agentes que puedan permear estas estructuras, tales como medios de comunicación, empresas, iglesias, entidades gubernamentales o no gubernamentales, congregaciones o diferentes grupos humanos, que desde su quehacer se vinculen contribuyendo con un granito de arena a la construcción de un ambiente completo y disponible en cualquier tiempo y espacio para todos y todas.

Referencias Bibliográficas

Ferrer Hechavarría, B., Menéndez Rodríguez, L., & Gutiérrez Feros, M. (2004). La cultura ambiental por un desarrollo sano y sostenible. La experiencia de Cayo Granma. Santiago. link.gale.com/apps/doc/A169960845/IFME?u=anon~4146fba9&sid=googleScholar& xid=29283760

Galvis Buitrago, A. (2009). Influencia del núcleo familiar en la formación ambiental del niño - niña. Estudio de caso: Institución preescolar Liceo Infantil Casita Encantada. Localidad Barrios Unidos. Bogotá, D. C. Obtenido de [Tesis de Maestría en Gestión Ambiental, Pontificia Universidad Javeriana]. Archivo digital. https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/714/eam33.pdf?sequence= 1&isAllowed=y

Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible [Minambiente]. (2022, 4 de abril). La OCDE aprobó 17 compromisos ambientales de Colombia. https://www.minambiente.gov.co/asuntos-internacionales/la-ocde-aprobo-17- compromisos-ambientales-de-colombia/

Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (2011). Compendio Mundial de la Educación 2010. Comparación de las Estadísticas de Educación en el Mundo. http://uis.unesco.org/sites/default/files/documents/global-education-digest-2010- comparing-education-statistics-across-the-world-sp.pdf

Zabala, I., & García, M. (2004). Historia de la Educación Ambiental desde su discusión y análisis en los congresos internacionales. Revista de Investigación, 32(63). http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1010-29142008000100011

Referencias Normativas

Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y la Protección al Medio Ambiente de 1974. (1973, 23 de diciembre). Presidencial. https://cvc.gov.co/sites/default/files/Normatividad/Nacional/Leyes/Decreto-Ley2811- 74-Codigo-Recursos-Naturales-Renovables-y-Proteccion-Medio-Ambiente.pdf Decreto 1743 de 1994. (1994, 3 de agosto). https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=1301

Decreto 1860 de 1994. (1994, 3 de agosto). https://www.mineducacion.gov.co/1621/articles172061_archivo_pdf_decreto1860_94.pdf

Ley 99 de 1993. Ley General Ambiental de Colombia. (1993, 22 de diciembre). https://cvc.gov.co/sites/default/files/Normatividad/Nacional/Leyes/Decreto-Ley2811- 74-Codigo-Recursos-Naturales-Renovables-y-Proteccion-Medio-Ambiente.pdf

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