martes, agosto 14, 2018


Cambio climático y agua

Álvaro Hernando Cardona González


Hace unos años (2007)  la ONU afirmó que sólo quedaban diez años para que pudiéramos frenar la catástrofe ambiental  y climática que se avecinaba, como consecuencia de las variaciones de la temperatura global del planeta y los efectos que eso trae. Aunque sin duda ya hemos sufrido varias catástrofes por no hacer lo suficiente, por supuesto la humanidad sigue su curso.

Hoy la mayor preocupación radica en el agotamiento del más importante de los recursos: el agua. Colombi, que es hoy la cuarta nación más rica en recurso hídrico en la Tierra después de Canadá, Rusia y Brasil no escapa a las angustias de la población por garantizar más y mayores fuentes de agua consumible. Por ello la necesidad de conocer, aplicar con mayor rigor y seriedad y revisar la normatividad vigente aplicable frente a las necesidades de acceder al agua. Y hoy es más urgente hacerlo, pues además de las tradicionales causas de deterioro del recurso hídrico, tales como la tala indiscriminada de bosques, la colonización desordenada, la urbanización causada por fenómenos de desplazamiento por violencia o fenómenos culturales, el aumento de vertimientos sin control, el aumento de residuos sólidos, entre otros, el crecimiento demográfico acabarán con el mundo civilizado al paso que vamos.

La educación y divulgación sobre la importancia de los recursos naturales y los elementos naturales (como distingue nuestro Código de Recursos Naturales) parece que no ha sido suficiente para lograr reducciones significativas en la demanda irracional del agua, pese a que parezca que ciudades como Bogotá lo vienen haciendo paulatinamente. Por eso hay que implementar otras estrategias.

Algunos han propuesto que se incluya el agua, como recurso natural renovable,   en el mercado y mediante mecanismos de libre oferta y demanda, como en Chile, lo cual es en muchos casos probado que no alcanza su propósito, entre otras razones porque la valoración económica es un grupo de enormes variables.

Es hora de aportar desde todo sector de la sociedad para una solución. Desde el político, desde la escuela, desde la discusión presupuestal, en los púlpitos y en los hogares. Las transformaciones ambientales llegaron y transformarán a toda la humanidad; estos problemas no distinguen entre sur y norte, entre judíos o cristianos o musulmanes. Estos nos afectan a todos. Incluso  esta columna tiene responsabilidades, aunque a veces  ara en el desierto y soporta  la desidia de muchos, que aún leyendo estas líneas no logran concientizarse de que este problema también es de ellos. Nos toca a todos. Es de todos y todos debemos contribuir a solucionar los problemas ambientales mundiales.

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